Conoce la Operación Lanza de Neptuno, llevada a cabo por la élite del ejército estadounidense el 2 de mayo de 2011 para atrapar al hombre más buscado del mundo, Osama Bin Laden.
Osama Bin Laden: el hombre que aterrorizó al planeta
11 de septiembre de 2001. El grupo terrorista islámico Al Qaeda sacude al mundo al dar su golpe de mayor repercusión: el atentado a las Torres Gemelas del complejo World Trade Center en Nueva York. La catástrofe, que inunda las pantallas de televisión alrededor del globo y deja un saldo de 2.996 muertes, había sido ideada por Osama Bin Laden, que se convirtió así en el enemigo número uno de Estados Unidos.
Comenzaba de esta manera una intensa cacería, que finalizaría recién el 2 de mayo de 2011. Ese año, detrás de un manto de dudas sobre la legalidad de sus actos, un grupo del SEAL Team Six se tomó revancha al capturar y asesinar al líder terrorista, en la llamada Operación Lanza de Neptuno.
El entonces presidente, Barack Obama, sostuvo que fue “el logro más importante en nuestro esfuerzo para vencer a Al Qaeda”. Pero el camino hacia esa victoria no había sido fácil. Durante diez años el FBI y la Interpol emplearon sus mejores recursos para encontrar al fugitivo, hasta que una serie de pistas llevaron a encontrar su escondite final.
Pero… ¿Quién era Osama Bin Laden?
Osama Bin Laden fue, probablemente sin exagerar, el hombre más buscado del mundo durante casi una década. Sin embargo, hubiera sido difícil pronosticar semejante destino en los comienzos de su vida. Nació en 1957, siendo el decimoséptimo hijo de uno de los empresarios de la construcción más ricos de Arabia Saudita. Recibió una educación de primer nivel en escuelas de élite y, tras la muerte de su padre en 1967, pasó a ser uno de los herederos de su enorme imperio industrial, el Grupo Saudi Binladin.

Pero su vida daría un vuelco con la intervención de la Unión Soviética en Afganistán. Bin Laden pronto se unió a la resistencia y allí recibiría entrenamiento por parte de la mismísima CIA: sin saberlo, Estados Unidos estaba creando al monstruo que luego se dedicaría a perseguir. Bin Laden aprendió a mover dinero utilizando las brechas del sistema, a preparar explosivos, utilizar códigos cifrados, manejar armas y, también, a ocultarse.
En paralelo a su vida militar, se fue radicalizando, y su progresivo odio a Occidente lo llevó a crear el grupo terrorista al Qaeda en 1988. Comenzaron así una serie de atentados alrededor del mundo financiados y planeados por la organización: ataques con bombas en Arabia Saudita, en Kenia, en Tanzania, asesinato de turistas en Egipto, y una larga lista de calibre similar. A fines de la década de los noventa, Osama Bin Laden declaró una guerra santa contra los Estados Unidos, que llevaría al secuestro de los aviones que cambiaron el mundo tal como se conocía.
¿Dónde está Osama Bin Laden?
Luego del ataque, Estados Unidos responsabilizaría a Osama Bin Laden, iniciando una larga búsqueda. Primero se exigió a las autoridades talibanes de Afganistán que lo entreguen: frente a la negativa, el país norteamericano no dudaría en invadir el país. Sin embargo los resultados no fueron los esperados: Bin Laden parecía un fantasma, e incluso cuando se creyó haberlo acorralado, durante la batalla de Bora Bora, este logró escapar, como después se supo, hacia Pakistán.

Lógicamente, la relación de Estados Unidos con los países árabes no era la mejor, y por eso el criminal que los había humillado ante el mundo lograba ocultarse en Medio Oriente. pese al arduo trabajo del FBI. Osama Bin Laden se apoyaba en una extensa red de alianzas que había tejido con las células insurgentes de la región.
Circulaban rumores que lo ubican al mismo tiempo en diversos sitios, e incluso se dijo varias veces que había muerto. Su única presencia se daba a través de grabaciones en videos, donde se mostraba amenazante con sus perseguidores.
Una historia sospechosa
De esta forma pasaron años. La cabeza de Bin Laden valía la increíble suma de 50 millones de dólares, y los diversos reportes sobre su paradero parecían intentos desesperados de conseguir al menos una parte del dinero. Fueron cientos de operativos frustrados, hasta que en 2010 un ex agente de inteligencia pakistaní se hizo presente en la embajada estadounidense de su país.
El hombre tenía una propuesta que, debido a los antecedentes, parecía difícil de creer: revelar el paradero del líder de Al Qaeda a cambio de la recompensa.
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Las autoridades desconfiaban y, antes de cantar victoria, se sometió al hombre a diferentes interrogatorios: hasta tuvo que realizar la famosa prueba del polígrafo. Fue recién superada esta instancia cuando se comenzó a prestar atención a la historia del ex agente.
El informante aseguraba que en 2006 la inteligencia pakistaní había capturado a Bin Laden y que este se encontraba bajo arresto domiciliario, en una residencia ubicada en la región de Abbottabad, Pakistán.
Tras las huellas de Bin Laden… ¿Otra pista falsa?
A partir del nuevo dato, otra operación comenzaba a gestarse una vez más. Si bien nadie quería ilusionarse demasiado, renacía la esperanza de dar con el hombre más buscado del mundo. Sin embargo pasaban los meses y la vigilancia no daba frutos.
Los satélites se consultaban constantemente, las aeronaves surcaban la zona, y la CIA hasta alquiló una casa en el pueblo para estar lo más cerca posible del edificio que en teoría alojaba al líder terrorista. Incluso se realizó una falsa campaña de vacunación contra la hepatitis B, con el objetivo de obtener una muestra de ADN de las personas que vivían en la residencia marcada.
Pese a los esfuerzos, en un año de trabajo ningún agente logró tomar siquiera una foto de Bin Laden. No era posible confirmar su paradero, por lo que actuar se convertía en una apuesta de alto riesgo. Si la información era errónea, la misión podía complicar las relaciones con Pakistán y comprometer la posición de Estados Unidos en Medio Oriente.
La Operación Lanza de Neptuno
No obstante, en el mes de abril de 2011 se tomó la decisión de avanzar con lo que se llamó la Operación Lanza de Neptuno. Los elegidos para llevarla a cabo fueron los comandos del SEAL Team Six, la elite de la elite dentro de la Marina estadounidense.
Se trata de un grupo de operaciones especiales fue fundado en 1980, tras el fracaso de la operación de rescate de 53 norteamericanos secuestrados en la embajada estadounidense en Irán. Ese episodio hizo que la Marina vea la necesidad de crear una unidad que se dedique exclusivamente al antiterrorismo, con la capacidad de afrontar las misiones más complejas en tierra, mar y aire.

Para reforzar la movilidad, al Team Six se le sumaron los sigilosos Night Stalkers, una flota de helicópteros furtivos preparados para evadir radares y realizar vuelos a corta distancia del suelo.
Todo estaba listo, y a las 22.30 del 1° de mayo un total de 23 comandos, un intérprete y un perro adiestrado partieron en helicópteros Black Hawk modificados, desde una base aérea en Afganistán, con destino a Abbottabad. Los soldados estaban equipados con rifles de asalto HK416 y ametralladoras MK 48.
El último escondite de Osama Bin Laden
El plan era aprovechar la oscuridad para que los Night Stalkers ingresaran sigilosamente en territorio pakistaní. Llegado el momento, el primer equipo descendería sobre el patio del complejo, mientras que un segundo helicóptero transportaría al perro, al intérprete y cuatro soldados a la esquina noroeste del edificio para asegurar la zona.
A pesar de que todo estaba calculado a la perfección, el primer Black Hawk sufrió un desperfecto mientras desplegaba a los soldados, y chocó contra una de las paredes del lugar, sufriendo averías en el rotor.
De todas maneras, el grupo de comandos SEAL logró desembarcar sin problemas para comenzar con su parte del trabajo. Antes de ingresar a la vivienda, derribaron con explosivos una puerta de metal y una pared de ladrillos. La casa se convirtió en un laberinto lleno de escombros. El polvo dificultaba la visión y complicaba los movimientos.

En el interior, los soldados se encontraron con varias mujeres y niños en diferentes habitaciones: los gritos no tardaron en recargar la atmósfera. Los miembros del comando siguieron avanzando y se produjo un tiroteo donde fue abatido Al Kuwaiti, hombre de extrema confianza del líder de Al Qaeda.
Luego, le siguió otra muerte importante, la de uno de sus hijos, Khalid bin Laden. También fue herida durante el operativo la última de sus esposas, una joven veintiséis años menor que él, por quien había pagado cinco mil dólares. Una parte del grupo subió las escaleras para asegurarse de que no hubiera nadie más en la planta alta. Mientras tanto, otros dos SEALs fueron directo a la planta superior en busca del gran objetivo.
El fin de Osama Bin Laden
Robert O’Neill tiene por entonces 36 años. Es un experimentado Navy Seal con un largo historial de participación en importantes operaciones, como la fallida “Alas Rojas”, en Afganistán, y el rescate del famoso capitán Phillips, cuyo barco fue secuestrado por piratas somalíes. Sin embargo, se encuentra ahora frente a lo que es sin duda el momento más relevante de su carrera.
Entre los escombros y los gritos O’Neill avanza por la casa y, junto a un compañero, se dirigen hacia los cuartos del segundo y tercer piso. Al llegar a la habitación principal, O’Neill encuentra al líder terrorista saudita utilizando a una mujer como escudo humano. El soldado estadounidense no duda. Apunta con frialdad y dispara: da muerte a ambos.
Años más tarde, luego de revelar su identidad, el propio O’Neill escribió un libro sobre la operación y describió los hechos: “La cabeza de Bin Laden se abrió al medio y él se cayó. Le disparé otra vez, por seguridad”.

Nadie sospechaba de Bin Laden
Una vez confirmada la muerte, los marines enviaron el mensaje más esperado: Osama Bin Laden había sido abatido. Si bien no hubo aplausos ni celebración, si corrió una sensación de victoria después de años de trabajo. Antes de marcharse, los soldados recogieron documentación y aparatos electrónicos. Después de casi 40 minutos introdujeron el cadáver en una bolsa y se retiraron a toda prisa.
Era poco más de la una de la madrugada, y algunos vecinos curiosos se acercaron para ver qué había sucedido. La casa era más grande que todas las demás en la zona, y sus habitantes eran conocidos por sus excentricidades, como quemar su propia basura y rodearse de muros con alambres de púa.
Pese a esto, nadie se imaginaba que a pocos metros de sus hogares había vivido el hombre más buscado del mundo. Se escuchó una fuerte explosión a lo lejos, seguida de una subida repentina de la temperatura. Los SEALs habían destruido el helicóptero averiado para evitar que cayera en manos enemigas.
El destino final del exlíder de Al-Qaeda
Los soldados regresaron a Afganistán, donde se realizaron pruebas de ADN al cuerpo. Tras confirmar su identidad lo trasladaron al portaaviones norteamericano USS Carl Vinson, donde se realizaron los ritos funerarios musulmanes. Finalmente, el cuerpo de Osama Bin Laden se hundió en el Mar Arábigo.

El presidente Barack Obama fue el encargado de dar la noticia públicamente, y aseguró que la muerte del líder terrorista había marcado el logro más importante del país en la lucha contra el terrorismo. Su discurso motivó una enorme ola de movilizaciones en todo el país para celebrar lo conseguido.
Además, al dar la noticia el mandatario envió un mensaje a las familias que habían perdido seres queridos en el atentado del 11 de septiembre, y señaló que no se bajarían los brazos en la lucha para evitar otro ataque en el territorio estadounidense.
La operación puso fin a la extensa persecución, pero muchas organizaciones internacionales reclamaron al señalar que era ilegal matar a un preso desarmado, ya que Bin Laden se encontraba en ese momento bajo prisión domiciliaria. De todas formas, Estados Unidos cerró parte de la herida que se había abierto diez años atrás, aunque con un acto que volvió a dejar en evidencia la delgada línea que separa a veces a la justicia de la venganza.